Interesante escrito sobre un pionero del space opera nacional

Dando vueltas por la web me tope con este interesante blog, propiedad de un multifacetico personaje , un gran coleccionista , investigador, editor, aficionado a la literatura fantastica, leyendas , estudioso de Borges , lector empedernido y escritor de ensayos , poemas y narrativa. Esta persona se llama Carlos Abraham al cual me anime a escribirle e invitarlo al foro , me respondio a la brevedad y muy cordialmente , lo que olvide es mencionarle que iba a publicar un articulo suyo, espero que no se moleste aca esta el articulo y la fuente, al final de este escrito esta su otro blog . Un excelente museo virtual de obras que abarcan desde la novela fantastica, el pulp , los bolsilibros y muchas otras cosas interesantes . Que lo disfruten


Extraido de :http://lanovenamusa.blogspot.com/ Blog de Carlos Abraham

"Corazón del futuro", de Oscar Giménez.


Oscar Giménez (1920-2002) escribió durante los años treinta y cuarenta una vasta serie de novelas y relatos de ciencia ficción. Esta obra permaneció inédita durante décadas, perdurando sólo en amarillentas copias mecanografiadas en el hogar del autor. Corazón del futuro, escrita en 1951, constituye la primera publicación de Giménez en formato de libro. Debido a su extensión, se la ha dividido en dos tomos.

Olvidado durante décadas, Oscar Giménez puede ser considerado sin lugar a dudas como el principal autor de space opera de la literatura argentina (además de ser, por supuesto, el primero en orden cronológico).

La historia de Giménez merece ser contada. A fines de los años treinta, comenzó a reunirse en Buenos Aires un grupo de amigos aficionados a la literatura de aventuras. Leían a Emilio Salgari, a Julio Verne, a Henry Rider Haggard, entre otros autores del género. También eran aficionados a las historietas, que por aquel entonces eran una novedad en los medios gráficos nacionales. Las aventuras preferidas por todos eran las espaciales y futuristas. Leían y discutían esos textos entre mate y mate. El grupo fue bautizado “Salón de Lectura Fábula”.

Pasado cierto tiempo, algunos de los asistentes decidieron no limitarse a leer textos de autores célebres. Escribieron textos propios y los hicieron circular entre los demás (las reuniones nunca pasaban de ocho o diez personas), en copias mecanografiadas. En los quince años que duró el “Salón de Lectura Fábula” (las últimas reuniones datan de 1955-1956), se creó una cantidad ingente de literatura. Aunque muchas de las piezas eran relatos breves, una buena parte estaba constituida por novelas de más de doscientas páginas de extensión.

Entre los asistentes, Oscar Giménez fue el más destacado. Escribió una docena de novelas, además de numerosos relatos breves. En todos sus trabajos, repletos de veloces naves espaciales armadas con lanzarrayos, de princesas en peligro, de extraterrestres monstruosos y de imperios galácticos, puede apreciarse el gusto por el exotismo, la pasión por la aventura y, sobre todo, el sentido de maravilla. Un sense of wonder quizá algo ingenuo y juvenil, pero sin duda auténtico.

Ninguna obra del grupo fué publicada, a excepción de un relato de Giménez titulado “El sabio que enloqueció”, aparecido en un olvidado folleto de distribución barrial, el Periódico Comunal de Avellaneda (1950). A finales de los ochenta, unos escritores de ciencia ficción, que por entonces editaban la revista Acronos, conocieron por casualidad a Giménez, anciano y recluido en un geriátrico. Aún guardaba en su breve habitación todos los amarillentos originales mecanografiados de sus narraciones, así como las de sus amigos. Ese material fue estudiado y conservado.

Corazón del futuro es una obra típica de Giménez: avalanchas de acción, monstruos, peligros y romance. Narra la historia de una muchacha que pide auxilio a un hombre: resulta ser una reina del futuro, destronada por un tirano. Juntos viajan al siglo XXII, donde a lo largo de muchos avatares buscan el objetivo de reconquistar el reino.

Leerla es escuchar, sin mediaciones, a un soñador de futuros y de mundos misteriosos, que creó su obra en un tiempo tan lejano que hoy nos parece casi arcaico.

http://museodeliteraturapopular.blogspot.com/

Que buena historia , gracias Nestor por compartirla , debio ser un grande ese señor, ¿se conseguira algo de su obra? estuve mirando los blogs y la verdad me encantaron es un genio el editor de esos blogs realmente conoce y mucho de literatura fantastica

¡Que interesante! Y que pena que toda esa creación de Giménez haya sido solo una rareza.

Y sobre Carlos Abraham bue, me enteré que fue el ganador de un concurso de cuentos de terror del país hace poco (por el 2005 creo) y la verdad que su cuento ganador del primer premio es genial genial genial.

Por si no lo leyeron, acá hago un Off-topic (por que creo que vale la pena leerlo)




EL NEGOCIO DE LA ANCIANA
de Carlos Abraham

Los angelitos de pulpería eran una vieja costumbre en la pampa. Como los bebés muertos tras el bautismo estaban limpios de todo pecado, se consideraba de buen agüero colocarlos a la entrada de las pulperías para que con su influjo benéfico evitaran las riñas y las trampas en las apuestas. Su precio variaba según la oferta y la demanda. Como los últimos años estuvieron libre de plagas (y por lo tanto de bebés muertos) y el número de pulperías había aumentado, el valor de un angelito estaba por las nubes.

Hacía diez años, había llegado al pueblo una vieja de apellido Gauna. Trajo un hijo de cuarenta años, Don Lucero. Alzaron una tapera cerca del cangrejal. Lucero changueaba de matarife en una estancia. Era codicioso pero haragán, por lo que ambos eran pobres.

Al tiempo de haberse instalado, Lucero se agenció una muchacha del lugar, la Julia. Se fugó con ella. No volvieron, excepto Lucero, que visitaba a la vieja cada nueve meses, quedándose una noche. A la gente le extrañaba que esa noche la vieja anduviera sola por el campo, lejos del rancho. “Estoy arreando las lechuzas”, decía.

Algún tiempo tras la partida del hijo, la vieja empezó a vender angelitos de pulpería por los pueblos. No pasaba verano en que no preguntara de pulpería en pulpería si ya habían tirado el anterior y precisaban otro.

Una noche, un grupo de personas se había reunido en una pulpería.

- El mío me lo vendió ella –dijo el dueño, señalando un andrajoso nido de larvas colgado de la pared. -¿De dónde los saca? En el pueblo no ha desaparecido ningún gurí. Tampoco en los pueblos vecinos.

- Cuando le comenté que precisaba uno –dijo la esposa- me preguntó de cuánto tiempo podridito, o si lo prefería seco o conservado en adobo dulce. Me dio la impresión de que tenía todo un muestrario.

- Los del pueblo vecino se asustaron y abrieron algunas tumbitas – dijo un gaucho de barba-. Pero seguían allí, con cajón y todo.

En ese momento llegaron el herrero y dos peones.

- Ahora estamos todos –dijo el pulpero-. Ya no hay nada más que hablar: todo se habló ayer. – Señaló la puerta y dijo: - Cuando dispongan.

Se quedó la pulpera. Los hombres se dieron calor con un porrón de ginebra, aunque la noche no era fría, y subieron a los caballos.

- La vieja no está –dijo el herrero-. La vi hoy por el camino, con el bultito al hombro. Me dijo que iba para el pueblo vecino. Le va a tomar cinco días entre ida y vuelta, por más que sea bruja.

Atravesaron la única calle del pueblo. Enseguida estuvieron rodeados por los ruidos del campo abierto, casi imperceptibles para sus oídos habituados: grillos, esfuerzos, correteos de vizcachas. Tras cabalgar bajo el desaforado fluir de las nubes, llegaron a la tapera. Ataron los caballos a un álamo. Se aproximaron en silencio.

En la puerta había una cadena con un grueso candado. Tras palanquearlo con un facón, cayó al suelo. Se oyó un ruido adentro. Ya no era posible volver atrás: abrieron la puerta de una patada, entrando en tropel.

Adentro encontraron el catre de la vieja, que ocultaba debajo una marmita llena de monedas de oro. Y angelitos de pulpería, en distintas fases de putrefacción. Y, estaqueada en el piso, con el vientre hinchado de ocho meses y con las deformaciones producidas por un largo e inmóvil cautiverio, a una mujer desnuda y cubierta de suciedad. La lengua cortada y los labios cosidos, con un resquicio para la introducción de los alimentos, no le impedían producir sonidos entrecortados, mientras miraba a las sombras recién llegadas. Les costó reconocer en ella a la Julia.



Salu2, gente.

Como siempre impecable Fabrizio, el mas joven del foro (segun tengo entendido) pero el mas investigador, no se te escapa nada y nos ayudas a conocer excelentes relatos. Bueno ademas de buen escritor Carlos es un buen aficionado y la verdad una persona muy gentil que respondio mis correos amablemente. Espero que pronto comparta este foro con nosotros

Y sí, valía la pena postearlo, no solo por ser de terror, sino por ser argentino.

fabrizio escribió:Y sí, valía la pena postearlo, no solo por ser de terror, sino por ser argentino.

y ahora por ser parte del foro tambien jajaja